Thursday, January 27, 2005

Despertó diez horas más tarde, tendido y con la boca aplastada contra el piso, los labios llenos de tierra. Se levantó lentamente apoyándose en el inodoro. Se desnudó y se puso bajo la ducha, el agua fría le devolvió algo de vitalidad. La voz nombraba el agua con una continuidad que se parecía a la veneración. Cambió de ropa: se puso un jean recortado como bermuda y una camisa de su hermano y ojotas. Como había dicho la voz los perros estaban nerviosos, gemían y arañaban la puerta del patio. Decidió darles de comer más tarde. Salió a tomar el colectivo sin asomarse al patio. Cuando escucharon las llaves cerrando la puerta de calle, los perros comenzaron a aullar y morderse entre ellos.

En el centro, tomó un helado grande de limón. Después se metió en un cine y vio dos veces la misma película, de la que no entendió casi nada. Se quedó por el aire acondicionado, hasta que la voz comenzó a reclamar hambre. Entró a un restaurante y comió milanesa a la napolitana con papas fritas y un litro de cerveza. Un poco borracho, volvió a su casa en taxi, se acostó y se durmió enseguida. Soñó que su padre se prendía fuego con una manguera conectada a una garrafa. Antes de hacerlo, escribía algo en la pared. Cetarti se acercaba a leer, pero el mensaje estaba en un alfabeto desconocido e indescifrable.

A los dos días volvió Gomez. Era casi mediodía y Cetarti estaba en el patio. La perra que había perdido su camada de cachorros tenía mastitis y le estaba aplicando paños remojados en agua fría mezclada con alcohol y vinagre. Echada en el piso, la perra lo dejaba hacer, gimiendo suavemente cada tanto. Debía doler, tenía la mama muy inflamada y caliente. Tocaron el timbre y era Gomez con un taper de plástico semitransparente, a través del cual se podían ver pequeños puntos negros, algunos en movimiento.
- Te traje gorgojos.
Cetarti agarró el taper y lo abrió. Una centena de gorgojos haraganeaba sobre unas rebanadas de pan molde de centeno.
-Comete cuatro a la mañana y cuatro a la noche. Te van a hacer bien. Comételos vivos. Muertos no hacen tanto efecto. Es lo mismo, no pican ni nada. Vos no los muerdas, eso sí. Tragátelos como una pastilla.
-¿Y eso por qué?
-Porque hay una sustancia que liberan cuando mueren, y para que esa sustancia pase a la sangre tienen que morir dentro del estómago.
“Voy a comer cuatro animales vivos a la mañana y cuatro a la noche”, dijo la voz. Cetarti se imaginó las mañanas de Gomez: recién levantado, lagañoso, vestido con unos calzoncillos sucios y camiseta, asomándose a un taper lleno de gorgojos, seleccionando cuatro y llevándoselos a la boca en una especie de taciturna comunión negra. Tuvo ganas de vomitar.
-Gracias.
Le puso la tapa al recipiente y lo dejó sobre la mesa. Gomez lo siguió de regreso al patio.

Cetarti curaba a la perra en silencio. El otro, sentado sobre un cajón de cerveza, estuvo un rato mirándolo hacer. Los otros perros caminaban alrededor, oliendo desconfiados a la visita.
-¿Estos perros son tuyos?
-No.
-¿Y cómo se metieron en la casa?
-Yo los traje.
-Entonces son tuyos.
-No, los traje para que no los mate la perrera. Pero no son míos.
-Ah, dicen que está brava la perrera, ¿no?. Con este tema de la rabia ¿Y cómo que no son tuyos? Supongo que vos les das de comer.
-Sí.
-Entonces sos responsable de los perros. Ponele que no seas “dueño”, pero si estos perros salen afuera y muerden a alguien, te van a venir a reclamar a vos.
-No salen de acá. No pueden estar en la calle.
Gomez se acercó a la perra, que amagó levantarse. Cetarti le apretó suavemente la cabeza contra el piso y le habló en voz baja para calmarla.
-¿Qué le pasa?
-Mastitis. Está dando de mamar y bueno, le agarró esto.
-¿Y los cachorros como hacen?¿Les das mamadera?
-Están muertos. Se los comieron estos otros hijos de puta. Los mataron primero y después se los comieron.
-Qué horror. Y por qué los seguís cuidando. No creo que se lo merezcan.
-Los recagué a palos. Me tienen pánico, ahora.
-Está bien, pero seguís cuidándolos.
-Son animales, no entienden nada.
-Mentira. Si fuera por eso no los hubieses golpeado.
“Si los saco de acá los mata la perrera”, dijo la voz. Cetarti iba a repetir la respuesta, pero prefirió cambiar de tema.
-Hábleme de mi hermano.

Tuesday, January 25, 2005

return of the creature of the black lagoon


o como dice edgar lee masters:

"todo jardinero sabe que las plantas criadas en sótanos
o debajo de las piedras son amarillas, retorcidas y débiles.
ninguna madre dejaría que su niño mamara la leche enferma de su pecho.
(...)
las almas criadas donde no hay luz de sol, sólo crepúsculo.
donde no hay calor, sino sólo frío y humedad..."

Monday, January 24, 2005


mañana no muy trascendente. escuchando charles mingus y the roots y entreteniéndome aprendiendo a hacer anillos con el humo de toscano. tosiendo como un boludo. y mirando el cielo con la melancolía de un colono marciano de bradbury.
no sé qué voy a hacer ahora. tampoco después.
por algo escribo: porque no me sale vivir.

ando como el piojo del versito truquero: con un hachazo en el ojo y una flor en el ojal.

Friday, January 21, 2005

días dedicados a otra cosa


la novela ya tiene un plan: que lo siga es otro tema. de a poco la sensación de que solidifica. falta mucho todavía, lo mismo. en estos días me relajé y la verdad que puse en claro un lindo par de cosas. pero ya se acaban, estos días. qué embole. y qué lindo momento para ganarme el quini 6.
a nivel vida en general: algunos melones se me acomodan en la cabeza, otros se desacomodan. les pasa a los seres humanos, me dicen. estoy muy raro, como cuando te levantás después de pasar un tiempo enfermo, en cama.

descubrimientos musicales de la semana, un poco borracho en la disquería de fabián: roland kirk y mouse on mars.

evaluando actividades a seguir este año. todas urgentes, pero no sé si voy a poder hacer malabarismos. lo que sí debe pasar a esta altura del año que viene es que esté tirado en algún lugar muy lindo, de ser posible con una nativa consolándome.
el sueño que tuve hace dos semanas: manejaba de noche por una ruta y me dormía, y no podía despertarme. yo iba muy rápido y venían muchos coches de frente. sabía que si me dormía me iba a correr al otro carril y me iba a emplastar de frente contra otro. quería abrir los ojos pero no podía. sentía los autos rozando el mío, las colisiones que por milagro no sucedían.


pessoa:
voy a pasar la noche en sintra por no poder pasarla en lisboa,
pero cuando llegue a sintra me apenará no haberme quedado en lisboa.
siempre esta inquietud sin propósito, sin nexo, sin consecuencia,
siempre, siempre, siempre
esta demedida angustia del espíritu por nada
en la carretera de sintra o en la carretera del sueño o en la carretera de la vida
a la izquierda la casucha –sí, casucha- al borde del camino.
a la derecha el campo abierto, con la luna a lo lejos.
el automóvil, que hasta hace poco parecía darme libertad,
es ahora sólo una cosa donde estoy encerrado.
(...)
a la izquierda, ya atrás, la casucha modesta, menos que modesta.
allí la vida debe ser feliz, sólo porque no es la mía.
si alguien me vio por la ventana, soñará: ése sí que es feliz.
("al volante del chevrolet por la carretera de sintra").


Carpeta 6, pag 31. Hoja tamaño oficio cuadriculada

Hoy desayuno: café con leche y pan casero. Conté que no había comido ni ayer ni antes de ayer y me dieron dos tazas.

ÁCARO MATRICIDA (Stephen Jay Gould:) La hembra fecundada de un adactylidium se aferra a un huevo de tisenóptero. Ese único huevo le suministra toda la alimentación de la que va a disponer para la cría de todos sus descendientes, dado que no se alimenta de otra cosa hasta su muerte. Éste ácaro, por lo que sabemos, se dedica exclusivamente al apareamiento entre cosanguíneos y por lo tanto debería producir un número mínimo de machos. Mas aún, dado que la energía total para toda la reproducción se ve severamente limitada por los recursos nutritivos de un solo huevo de tisenóptero, la progenie está estrictamente limitada y cuanto más hembras salgan, mejor. De hecho, este ácaro encaja en nuestras predicciones produciendo una camada de entre cinco y ocho hermanas, acompañadas por un único macho que ha de ser tanto hermano como marido de cada una de ellas.. Pero producir un único macho es arriesgado y si muere todas las hermanas permanecerán vírgenes y la historia evolutiva de la madre habrá terminado.
Si el ácaro corre el riesgo de producir un solo macho, maximizando así su potencial de hembras fértiles, dos adaptaciones más podrían minimizar el riesgo suministrando tanto protección al macho como garantizando la proximidad a las hermanas. Qué mejor sistema que criar a la camada dentro del propio cuerpo de la madre y permitiendo que incluso la cópula tenga lugar dentro del caparazón protector. De hecho, unas 48 horas después de aferrarse al tisonóptero, se abren entre seis y nueve huevos dentro del cuerpo de la madre Adactylium. Las larvas se alimentan del cuerpo de su madre, devorándola literalmente desde dentro. Dos días más tarde todas las larvas alcanzan su madurez y el único macho copula con sus hermanas. En este momento, los tejidos de la madre ya se han desintegrado y su espacio corporal es una masa de ácaros adultos, heces y esqueletos desechados de sus estadíos de larva y ninfa. Los descendientes abren seguidamente agujeros en la pared del cuerpo de la madre y salen al exterior; las hembras deben encontrar un huevo de tisanóptero y continuar el proceso, pero los machos ya han cumplido su papel evolutivo antes del "nacimiento". Emergen y mueren inmediatamente.

Australasian Science: es un acuerdo general entre los investigadores marinos que los cefalópodos han obtenido ventajas evolutivas inaccesibles a otras criaturas del océano. Tienen la capacidad de fluorescer y últimamente se observan mayores tasas de crecimiento y cuerpos más grandes. El calamar no para de crecer hasta que muere.

El architeuthis dux es reconocido hasta ahora como el "jugador más grande" de los océanos en cuanto a volumen. La sobrepesca de algunas especies de peces le ha restado oposición en la competencia por recursos alimenticios. El calentamiento de las aguas le ha permitido al calamar extender su población.
George Jackson, Instituto de Estudios de Océanos Australes y Antárticos: "El calamar ha medrado con desastres ambientales como el calentamiento global. Comen lo que se les ponga delante, procrean lo más que pueden y siguen creciendo. Muchas especies tienen crecimiento exponencial, particularmente durante la etapa juvenil del crecimiento, con lo que si se aumenta la temperatura del agua aunque sea en un grado, esto tiene un efecto bola de nieve incrementando su rango de crecimiento y su tamaño final. Se vuelven mucho más grandes, maduran antes y eso acelera todo."


Revistas del baño
Mar del Plata, Enero de 1988: Osvaldo R. es abandonado por su mujer. Días más tarde la ve salir de un almacén. Está arriba de su camión volcador Ford 1967. Comienza a perseguirla a contramano, gritándole desde la ventanilla. La mujer, asustada, le tira un ladrillazo que destroza el parabrisas. R. acelera. (textual:) "Primero se escuchó un golpe seco y súbitamente los azorados testigos vieron cómo el cuerpo de Liliana iba desapareciendo bajo la mole del pesado volcador. Después hubo un estallido. La cabeza de Liliana, como si fuese una nuez, había sido partida en dos por la rueda delantera izquierda." Después de una corta persecución, es increpado por los vecinos y detenido.
Una foto de la mujer: en la playa, vestida y con una mano tendida hacia el fotógrafo. Sobre la foto hay pegado un globo de diálogo en el que está escrito (textual:) "nesecito Comprensión" (birome verde, letra infantil con firuletes). Epígrafe: "Liliana L., víctima de la pasión de un camionero insano."



No salir al mundo hasta terminar con el cadáver de tu padre.
Almuerzo. Polenta con tuco (poco). Mucho pan, menos mal.
Cena. Empanadas de verdura y como si fueran sobras. Me dieron tres.

Thursday, January 20, 2005


a veces tengo miedo de formar parte de un enloquecido experimento.

Tuesday, January 18, 2005


-Jorge no comía casi nada, no sé por qué estaba tan gordo.
-Tenía varios problemas físicos. La gordura era por un mal funcionamiento de la tiroides.
-Ah, ya me parecía. En el tiempo que lo conocí no lo ví comer nunca. Sé que comía en el comedor comunitario de Lambruschini y Gaido, a dos cuadras de acá. Pero nunca tuvo heladera, ni ví restos o paquetes de comida. Con lo del comedor no alcanzaba para sostener semejante tamaño. Incluso había veces que ni salía a comer. Era muy raro tu hermano. Yo lo he visto pasarse días tumbado en ese sofá, en la misma posición, hecho un ovillo, mirando contra el respaldo.
-¿Y usted qué hacía?
-Nada. Estaba. Me sentaba y agarraba algún libro o revista y me ponía a leer. Por allá -señaló un rincón atrás del armario donde estaban los accesorios de ortopedia- hay una pila con no sé qué cantidad de Selecciones. Está muy buena esa revista. Te da cultura general. Yo la conocí acá, un día tu hermano se encontró no sé cuantas, mas de doscientas seguro. Me debo haber leído más o menos la mitad.
-¿Y él?
-Y él que.
-¿No hacía nada? Se tenía que levantar a abrir la puerta, por lo menos.
-Tu hermano nunca tenía la puerta cerrada. No hay mucha gente que quisiera meterse acá, por otra parte. Algunos curiosos entraron par de veces, pero justo cuando Jorge estaba en la casa. Les pegó tanto que a nadie le volvieron a dar ganas. Y no, no hacía nada. Sólo estar tirado ahí. Yo venía a verlo. No a acompañarlo, sino a contemplarlo. Era algo impresionante, magnífico a su manera. No me sale explicarlo, pero se me hacía que estaba viendo algo, no sé... por ahí “trascendente” sea la palabra. Parecía un animal herido, un oso o algo así, escondido en el fondo de su cueva, soportando un dolor que no lo deja moverse. Esa enorme espalda subiendo y bajando, viste el ruido que hacía al respirar, como una especie de lija blanda...días así.

Monday, January 17, 2005


Al volver, se encontró con que la puerta de la casa estaba entreabierta. Entró. La voz le advirtió al mismo tiempo que él se daba cuenta: “Hay un hombre mirando los armadillos.”. El hombre levantó la vista del frasco y sonrió. Tenía alrededor de sesenta años y un aspecto descuidado, con los bordes del cuello de la camisa sucios y unos pantalones tres números más grandes.
-Disculpe, vi la puerta entreabierta y creí que había regresado el anterior ocupante de la casa.
Le tendió la mano.
-Soy Gómez, un amigo de Jorge, el hombre que vivía acá. O vive, no sé, porque éstas siguen siendo sus cosas.
-Vivía. Murió hace tres meses. Ahora estoy yo.
-¿Qué le pasó?
-Tuvimos un accidente de auto. Volcamos y yo quedé atrapado dentro del coche. Él subió a la ruta a pedir ayuda y lo atropelló un camión. Yo soy Gabriel, soy el hermano de Jorge.
- Ah, le veía un aire en el rostro... Yo tenía algo para decirle a Jorge, pero creo que el mensaje es para usted. Me asusté mucho cuando vi este frasco con armadillos. Son crustáceos, como el cangrejo.
-Como el cangrejo y la centolla. Armadillium Vulgare.
- Son siniestros. Yo crío gorgojos. En algo parecido a este frasco. Les pongo pan de salvado y unas gotas de agua y ellos hacen su vida entera ahí. A usted le convendría criar gorgojos. Hay que comérselos vivos, cuatro a la mañana y cuatro a la noche. Son buenos para usted. Usted tiene el cangrejo dentro y los gorgojos ayudan a tenerlo a raya..
-¿Qué cangrejo adentro?
-El cangrejo malo. Cáncer. Usted vive sólo, ¿no?
-Sí.
-Entonces es usted. Usted tiene cáncer. Vine a esta casa a avisarle al que vivía acá que tenía cáncer. Por eso me asusté cuando vi ese frasco con armadillos. La enfermedad estaba ya en la casa. Pensé que se trataba de Jorge.
Cetarti se quedó en silencio. Gomez volvió a señalar el frasco de armadillos con la cabeza.
-Le debería interesar la crianza de gorgojos. Alcanza con unas pocas gotas de agua y pan de centeno. Son buenos para el cáncer. A mi me gusta levantarme a la mañana y mirar mis gorgojos. No descansan nunca, todo el tiempo comiendo pan negro. Son más entretenidos, estos armadillos lo único que buscan es un escondite. Los gorgojos son más parecidos a las vacas, se dejan ver. Y combaten el cáncer. Cuatro a la mañana y cuatro a la noche. Le aconsejo que se deshaga de estos...asquerosos crustáceos. Y se consiga unos gorgojos. Yo tengo, le puedo traer.
Cetarti se estremeció.
-Veo que comienza a entender lo que le estoy diciendo.-dijo el viejo.- No tiene sentido este frasco con armadillos. No debe acompañar a la enfermedad. Debe combatirla.
Se hizo un corto silencio.
-El cangrejo es un pariente de sus crustáceos. ¿Qué sentido tiene alimentar a los parientes de su enfermedad?¿Qué resultado espera conseguir con eso?¿Alguna clase de indulgencia?. Olvídelo. El cangrejo no es indulgente.
-No los alimento.- dijo Cetarti avergonzado- Los estudio.
-Yo vivo en la casa de piedras lajas al lado del almacén. Hablo en serio con lo de la enfermedad. Pase a verme y le doy unos gorgojos. De vuelta, mil disculpas por entrar. Digo en mi favor que la puerta estaba entreabierta. Ponga cuidado con eso, también.
El hombre se despidió con una sonrisa triste y salió silenciosamente por la puerta. Centarti lo siguió y cerró con llave. Agarró el frasco y lo alzó frente a sus ojos. Los armadillos estaban enroscados sobre sí mismos.
-Tengo cáncer –dijo la voz

Los siguientes días fueron ocupados en una investigación continua en busca de la carne venenosa. Dos o tres veces al día, estirado sobre el piso, recorría durante horas su cuerpo con los dedos, a la pesca de cualquier bulto o sensación anormal. Con la ayuda monótona de la voz, se sumergía en largos viajes a través de los órganos, patrullando. No logró ubicar el lugar donde se enraizaba el cangrejo. Pero sentía una presencia extraña dentro suyo. En el transcurso de las exploraciones, la voz lo había definido como “un interés contrapuesto”. No lo asustaba la idea del cáncer, sentía curiosidad por esa contravida que había fijado residencia en su cuerpo. La voz también había dicho “un calamar”. Ésa era una pista, probablemente, sobre su forma. Se imaginaba una mancha rosada, ocho brazos y dos tentáculos metidos en su carne, con un colgajo muscular en el centro, adornado con dos ojos que no eran fosforescentes, sino de un negro profundo y glacial. Después y sin mayores descubrimientos, abandonó la búsqueda y decidió esperar a que la entidad se manifestase.

Sunday, January 16, 2005


Cetarti se entretenía escuchando a la voz, como si fuera un vecino espiando lo que dicen del otro lado de un muro: “ahora entra aire, ahora sale, ahora trago saliva, aire entra, sale, entra, sale, ahora laten fibras musculares en el hombro izquierdo...” como cuando corría, se concentró en el relato de sucesos rítmicos y permanentes, dejándose llevar como una impureza dentro del torrente de su propia sangre, moviéndose al ritmo de la respiración y el pulso de sus órganos internos. Era un viaje tranquilo, derivando al azar por el circuito sanguíneo, chocando con obstrucciones grasosas y placas de naturaleza desconocida. Se imaginaba encerrado en una minúscula cápsula sin ventanas, sintiendo a oscuras el movimiento. Después de un tiempo de sedante flujo, sintió que el medio exterior cambiaba. Ya no era cálido y fluyente, sino que flotaba en un ambiente líquido estático bajo toneladas de presión y extremadamente frío. La voz había cambiado de tema: “Los monstruos longevos de carne venenosa se mueven lentamente en el abismo helado. No saben nada de nosotros. En algún lugar echa raíces un calamar, una carne venenosa. Cada tentáculo tiene hasta 28 dientes que se clavan en la víctima. No sabe nada de nosotros. Millones de años sin saber nada de nosotros. El calamar es un ser de otro planeta y está alimentándose de tu carne.” Abrió los ojos, asustado y la voz: “ahora escucho el rasguido de las patas de una cucaracha contra papeles y cajas de cartón. Sobre el cartón avanza rápidamente, sobre el papel resbala”. Olvidó el susto y se dispuso a primero ubicar con la vista y después seguir el camino del insecto. La voz preguntó qué clase de insecto era la cucaracha. Cetarti se levantó en busca de los diccionarios y buscó: “CUCARACHA.f. Cochinilla, pequeño crustáceo que vive en lugares oscuros y húmedos.//Zool. Insecto ortóptero, de la familia de los blátidos, nocturno y corredor, que se esconde en sitios húmedos y oscuros, devora toda clase de comestibles y los inficiona con su mal olor”. “Ortóptero”, repitió la voz, “la cucaracha es un ortóptero”.

Carpeta 21, páginas 44/45, papel cuadriculado tamaño carta, mecanografiado

3 de abril: encontraron en el mar de ross (cerca de la antártida) una especie de calamar más grande que el architeuthis dux. Su nombre es mesonychoteuthis hamiltoni, y este es el primer ejemplar entero que se captura. La evidencia anterior eran trozos de tejido encontrados en los estómagos de los cachalotes o ballenas de esperma.
Fue atrapado por un pesquero mientras cazaba merluza negra, un pez que puede crecer hasta los dos metros. Lo encontraron aplastado contra el fondo de la red, muerto. El dato inquietante es que estaba casi en la superficie, cuando se estimaba que esta especie vivía alrededor de un kilómetro de profundidad.
Es un animal muy agresivo y se mueve muy rápido.
Hace resplandecer sus ojos en la oscuridad para alumbrar a sus presas. Caza usando sus dos brazos y ocho tentáculos, todos ellos armados con ventosas y hasta veinticinco dientes como ganchos, profundamente encastrados en el músculo y capaces de rotar 360 grados. Si bien el cuerpo del mesonychoteuthis es más grande que el del calamar gigante, sus brazos y tentáculos son más cortos. De todas maneras, las comparaciones son difíciles por tratarse de dos especies muy raras viviendo en un medio ambiente hostil al hombre.
No se sabe el tamaño que puedan llegar a tener los grandes ejemplares de esta especie.

Hoy estuvimos viendo un documental sobre inteligencia en cefalópodos: un pulpo puede aprender a recorrer un laberinto de una manera alarmantemente rápida. Las jibias se comunican intercambiando patrones muy complejos de cambio de color. El axón más largo del reino animal lo tiene el calamar gigante: más de un metro. Al único que le interesaba el documental era a mí, pero nadie se levantaba a cambiar de canal. Menos mal que todos estaban peor que yo.


617º Squadron, “Dam Busters”, alemania 1943: “Casi toda la artillería antiaérea había cesado y y los demás bajaron de los montes para ver más de cerca lo que había ocurrido. No cabía duda, la represa de Moehne había sido reventada y los artilleros que estaban encima del dique, con la excepción de uno, habían corrido a tierra firme para salvar sus vidas. El artillero que quedaba era muy valiente, pero uno de mis compañeros lo hizo callar con una ráfaga trazadora bien dirigida. Se hizo el silencio; lo único que se oía era el rugido del agua que se precipitaba por la brecha de 45 metros, siseando y largando espuma. Entonces comenzamos a gritar y dar voces como unos desquiciados por la radio; era un espectáculo tremendo, un espectáculo que ningún otro hombre volverá a ver. Entonces miré de nuevo hacia la presa y el agua mientras a mi alrededor mis compañeros hacían lo mismo. Era asombroso. Todo el valle se estaba llenando de niebla a causa del valor producido por el agua y vimos coches corriendo a toda velocidad delante de la enorme ola que los perseguía con una rapidez mucho mayor de la que ellos podían alcanzar. Ví las luces de sus faros, cómo el agua los alcanzaba y cómo el color de las luces cambiaba bajo el agua de azul claro a verde, de verde a violeta oscuro, hasta que no quedaba nada más que el agua que se precipitaba en grandes olas. La inundación proseguía y a su paso se llevaba viaductos, vías férreas, puentes y todo lo que encontraba. Cinco kilómetros más allá de la presa, los restos del avión de Hoppy seguían ardiendo débilmente como un resplandor rojizo.” (Guy Gibson, jefe del ataque)
desayuno: compota y 2 galletitas de salvado
almuerzo: carne con arroz y juguito
merienda: mate cocido, bizcochuelo secado al horno
cena: sopa paraguaya.
Con el almuerzo y la cena nos dijeron que nos daban coca cola pero era una de esas otras gaseosas de gusto horrible. Tomé tres vasos en total.


Hostil al hombre. Hostila al hombreHOSTIL AL HOMBRE.

El señor te hará sufrir con llagas, como a los egipcios, y con tumores, sarna y tiña y no podrás curarte de esas enfermedades. También te hará padecer ceguera, locura y confusión, y andarás a tientas como el ciego en la oscuridad (Deuteronomio 28, 27)

Wednesday, January 12, 2005


Correr, correr, correr. Primero parece que el cuerpo no aguanta más, que pide que la tortura termine, duele entero y es una lucha lograr que los músculos traccionen, que la respiración sea sistemática. La voluntad interviene en llevar el cuerpo hasta ese límite y atravesarlo. Después, el blanco. Todo se calma, los pies tocan el suelo cada tanto. No hay voluntad, no hay cuerpo, no hay respiración, no hay carpetas, no hay enormes animales ocultos, no hay muertos, no hay memoria, no hay nada más que el paisaje moviéndose, hasta que tampoco hay paisaje, hasta que se despierta tendido en el pasto y emprende el regreso.



Carpeta 12, página 22, papel pulpa color gris sin renglones

Mientras volábamos muy por encima de las nubes con proa a nuestro objetivo, encontré la visión del exterior de mi ventanilla tan dramática, que durante algunos momentos olvidé que íbamos hacia Ploesti. Había una belleza trágica en aquellos quinientos bombarderos que avanzaban formados metódicamente hacia la destrucción, dejando tras de sí una alfombra de estelas de carburante condensado.
Artillero de cola de un B-24. En la incursión a Ploesti cayeron 162 aviones. Cada avión tenía diez tripulantes y pesaba 25000 kg.

Hay que admirar la osadía y hasta la temeridad del leproso de marcos 1; 40-45. la narración nos dice que se acercó a jesús, se hincó de rodillas ante él y le dijo: “si quieres, puedes limpiarme”. Con cualquier otro rabino su suerte hubiera sido muy otra. Si el rabino hubiera tocado al leproso, no hubiera podido entrar nunca más a una sinagoga ya que habría sido contaminado por el pecado y la impureza del que había contraido la enfermedad.


Hoy, sentado al lado del teléfono. Desayuno: compota de ciruela con galletitas Express. Almuerzo ñoquis de sémola con aceite y queso rallado. Pan negro. Merienda: mate cocido con galletitas express.
Pedir perdón.



Anoche soñé con papá. Era mi cumpleaños, me trajo una bicicleta y una torta y me cantaba el feliz cumpleaños, apagaba las luces para que yo soplara las velitas, pero eran muchas y yo soplaba y soplaba y no podía apagarlas. Me había traído de regalo una bicicleta. Después, de repente estábamos en la pista de Sausalito y me llevaba a volar. como cuando éramos chicos. Yo seguía siendo chico y el Skymaster era el mismo, pero el avión estaba viejo, abollado, las insignias y la boca de tiburón todas despintadas. Mientras volábamos, me preguntaba cosas que yo no entendía y no podía contestar, hasta que en un momento abrió la puerta del avión y me empujó. Yo caía, caía, jugaba en el aire, daba vueltas, no terminaba de llegar al suelo. Veía Sausalito desde arriba, las calles y las casas, y trataba de ubicar la nuestra, pero no me orientaba. Podía ver a la gente, caminando y andando en bicicleta, desde la altura parecía que se movían muy lento. Yo rogaba que no levantaran la vista, no quería que me vieran, porque me daba vergüenza que se enteraran que papá me había tirado del avión. No me acuerdo más, pero el sueño seguía.

Cena: pollo hervido con verduras. No como más pollo. Las verduras estaban sucias. Las comí.

antes de ayer me tocaron el timbre para traerme un envío del coronel chow (artillería verbal, guerra sicológica y monkey helper) con “los mercenarios” y “ los pretorianos” de jean larteguy, que no los podía conseguir acá (primero pensé que en una ciudad fascista como córdoba los iba a conseguir al toque pero claro, ¡los fachos los tienen y no los van a andar vendiendo en las compraventas!). voy por la página 79 de “los mercenarios” y si bien engancha y es un relato de guerra muy bien contado, todavía no entiendo por qué eran libros de texto para los represores argentinos. pero claro, recién empiezo. hay cosas que están muy bien:
“a veces resulta desagradable estar encerrado en un agujero con los recuerdos, como un prisionero entre ratas. tienen los ojos rojos, despiden mal olor y vienen a roernos... mis ratas son rubias, tienen los ojos brillantes y las rodillas desolladas...
(...)
...nuestras desgracias nos causan un cierto placer. no echamos a las ratas que se acercan a roernos: acariciamos sus cabezas. buenas noches capitán, me voy a acariciar mis ratas.”

mi viejo tenía libros de larteguy, pero supongo que no para quedarse con líneas como ésta. o sí. en una de ésas me sorprendería, quién te dice.

y ayer a la tarde estuve tomando cerveza en la disquería de fabián, me divertí mucho viéndolo echar clientes (“no no no, bersuit no tengo, no vendo la bersuit porque es una banda DE MIERDA, horrible, para gente ignorante...”; “¿este disco? para vos sesenta mangos, en la calle san martín lo conseguís en cinco, andá ahí a ver”) y me enteré de chusmerío pelotudo de la guerrita entre ginzburg y el perro en la organización de los cosquín rock de cada uno. el perro está mucho más buena gente desde que se infartó y yo estoy acreditado a “su” cosquín así que tengo mis preferencias claras en cuanto a quién quiero que le vaya bien. más allá de mis buenos deseos, que saben ser el beso de la muerte para los beneficiados, la lógica indica que el de guinzburg va a ser una bosta. en los anuncios ponen bersuit , calamaro , tres o cuatro bandas medio de segunda línea y después una interminable retahíla de nombres tipo “humberto y los inhaladores de pegamento” “sargento garcía y los secuestro express” y no sé, “el tipo que una vez tocó la viola en lugar de soulé en vox dei”. encima, el logo es una especie de guitarra ¡criolla! estilizada, horrible y muy parecido al de “la casa del trovador”, un programa de tele que hay acá que algún día tengo que hablar sobre eso porque es re siniestro.
una tarde muy bien perdida, hablando al cuete con la vitalidad de cuzcos santiagueños a la siesta. cuando me estaba yendo, fabián tuvo un rapto de generosidad y me regaló “the need of love”, discazo de earth, wind & fire, que es lo que estoy escuchando desde anoche y me da ganas de caminar como hoggy bear en “los aventureros” y sentir que soy negro, negro, negro.

miss lonelyhearts se fue a casa en taxi. vivía solo en una habitación tan sombría como un viejo garbado al acero. había una cama, una mesa y dos sillas. las paredes estaban desnudas y sólo un cristo de marfil colgaba de la pared opuesta a la cama. había arrancado la figura de la cruz, sujetándola a la pared con grandes clavos. pero no había conseguido el efecto deseado. en lugar de una figura torturada, el cristo resultaba tranquilo y decorativo.
(...)
siendo un chiquillo descubrió en la iglesia de su padre que algo se removía en su interior cada vez que gritaba el nombre de cristo, algo que estaba oculto y era enormemente poderoso. se había entretenido con ello, pero nunca había dejado que adquiriese vida propia.
ahora sabía lo que era aquello: histeria, una serpiente que en cada uno de sus escamas lleva un pequeño espejo y en donde el mundo muerto parece revivir. y que muerto está el mundo...un mundo de reflejos. se preguntó si la histeria no sería un precio demasiado elevado.
para él, cristo era el más natural de los estímulos. con los ojos fijos en la imagen que colgaba de la pared comenzó a recitar:
-cristo, cristo, jesucristo, cristo, cristo, jesucristo.
pero cuando la serpiente empezó a desenroscarse en su cerebro, se asustó y cerró los ojos.

(nathanael west, “miss lonelyhearts”)

Saturday, January 08, 2005


buscando información sobre el síndrome borderline me encuentro con esto, encantador:
“los borderline generalmente se odian a sí mismos. intento hacerles entender que ellos tienen un alma buena que está estancada en una computadora biológica estropeada”.

está haciendo un calor del orto, estos días


descubrí algo que está tan bueno que en seguida capaz se me corta: quemar el cartucho de las catorce o´clock y salir a correr con hermética camiseta de river (fabricada probablemente con kevlar) y meterse por los alrededores del estadio chateau carreras. demorarme en la playa de estacionamiento de colectivos, bombardeada como una pista de aterrizaje irakí. Ayer a la siesta, aparte mío, los únicos movimientos que se registraban en la zona eran los de los pastos con el apenas vientito y las pequeñas lagartijas moviéndose de una mata a otra. bajo el sol abrasador y el silencio, lo único que faltaba era traven tocándome el hombro: “un mate, maestro”.
ahora que cayó la noche regué el pastito y abrí la ventana. escucho “stairway to heaven” en terrrrrrible versión de frank zappa (“the best band you never heard in your life”) y doy vueltas y vueltas para no ponerme a escribir. en la habitación de al lado me acecha un peligro terrible: un televisor con (sin contar los religiosos) 67 canales de cable, como en el tema de bruce spreengsteen. pero claro, que no haya nada para ver no significa que yo no esté allí para mirarlo con mi mejor cara de paspado.
los desafíos de esta semana son no empezar a perder tiempo con la tele y mantener la máxima distancia posible entre mi pepinillo y mi mano derecha (no hacer trampa con la izquierda)..

“un estudioso de la dinámica creerá, por tradición, que escribir las ecuaciones de un sistema equivale a entenderlo” (james gleick)

por lo visto, no hay nada que sustituya el hecho de presenciar personalmente una detonación nuclear. carson mark, un físico canadiense, no había visto una hasta la operación sandstone en eniwetok, en el pacífico en 1948. fue algo abrumador: “uno mira ese monstruoso globo de fuego que empieza a expandirse. no se puede evitar la pregunta: ¿se detendrá?”
mark se había quedado en los álamos después de la guerra, y está todavía allí. vio entre quince o veinte explosiones hasta que se llevaron a cabo las últimas, en la isla navidad en 1962. durante esa serie se encontró un día en la playa con un físico que era un consultor activo e influyente del departamento de defensa. según mark, este tipo era un conocido entusiasta de las bombas nucleares. pensaba que eran las armas decisivas de la lucha moderna e impulsaba la construcción de muchas de ellas. pero en cinco años trabajando para la defensa nunca había visto explotar ninguna. esta era su primera prueba.
era un proyectil chico, de alrededor de 10 kilotones. el lugar de prueba estaba bien alejado. no había ningún peligro: sabían dónde mirar, cuándo explotaría. lo que iban a ver. mark charló con el físico mientras esperaban la cuenta regresiva. y allí fue. el físico miró una vez y gritó: “¡dios mío!” y corrió de vuelta a la playa. cuando no pudo correr más, se agachó atrás de un arbusto y se cubrió la cabeza con los brazos. había visto.

esto lo saqué del mismo lado que lo del collar de trinitita. y no sé por qué me hace acordar de una cosa que me pasó junto a eduardo l. un mediodía de noviembre creo que de 2001. yo atravesaba una depresión que podía competir en un campeonato interprovincial. después de una mañana especialmente emputeciente, lo invité a eduardo a almorzar a casa. nos fumamos un par de caños y preparé costeletas con abundante puré y una ensalada de tomate y ajo. acompañamos eso con dos cervezas. promediando la comida, los dos estábamos con la cabeza en funcionamiento minimalista y apenas hablábamos, nuestras miradas fijas en la comida o en el televisor (veíamos un programa tipo jorge rial o algo por el estilo). las cortinas estaban corridas porque hacía mucho calor. de a poco nos dimos cuenta de que estaba pasando algo raro: primero formas oscuras que se movían más allá de las cortinas. después los ladridos desesperados de los perros y por último el ruido, como una especie de trueno lento y de baja intensidad. salimos afuera y no podíamos creer lo que estábamos viendo: se estaban quemando los pastizales de frente a mi entonces hogar (unas treinta o cuarenta hectáreas, ahora hicieron un barrio). las llamas alcanzaban los veinte metros de alto. nosotros estábamos a unos seis metros del fuego. sabíamos que no iba a durar mucho y que no iba a avanzar más allá de la calle, así que nos quedamos ahí, mirando arder los pastos no sé, durante unos diez minutos. cuando se acabaron los pastos, el fuego se apagó bastante educadamente. y eduardo y yo seguíamos ahí, quietos, las caras enrojecidas por la temperatura. yo me acuerdo que no quería moverme porque me molestaba (estas eran las palabras) “que las cosas siguieran ocurriendo”.
tendría que escribir sobre esto, por ejemplo. o cuando fuimos con otros dos desastres a punta de vacas (en la concha del mono, cerca del aconcagua) a escuchar a silo (“no está mal para un martes a la mañana”, me decía omar sentado en la ladera de la montaña, con un blenders de litro encanutado en un bolsito celeste, mientras el profeta recitaba boludeces de almanaque. Yo había pisado mis lentes dos meses atrás y me obstinaba en no hacérmelos de nuevo, por lo que andaba prácticamente ciego. Una época rarísima). relajarme un poco con la novela y escribir algo de esto. no sé.

y no sé si pienso o me acuerdo: si dios hubiera querido que fuésemos tolerantes, nos habría dado “las diez sugerencias”.

Tuesday, January 04, 2005


una muy buena de david cooper:

“un monje tibetano entregado a un largo, solitario, meditativo retiro, comenzó a tener alucinaciones de una araña. cada día la araña aparecía más grande, hasta que por último su tamaño fue como el del hombre y su apariencia amenazadora. en este punto el monje pidió consejo a su gurú y recibió esta respuesta: la próxima vez que se aparezca la araña, dibuja una cruz en su vientre y luego, tras reflexionar, agarra un cuchillo y clávalo en el centro de esa cruz. al día siguiente el monje vio la araña, dibujó la cruz y luego meditó. en el preciso instante en que se disponía a clavar el cuchillo miró hacia abajo, y con asombro vio la marca con tiza sobre su propio ombligo. es evidente que distinguir entre adversario interno y externo es, literalmente una cuestión de vida o muerte”.

louis wain, o "adivinen quien está enloqueciendo"


entretenimiento: ordene estas pinturas de louis wain (1860-1939) de tal manera que la progresión sea indicadora de la evolución de la esquizofrenia de su autor. recuerde que si usted no puede hacerlo es porque también le faltan caramelos en el tarro.

el estado de las cosas



detalle no sé si interesante: no tuve oportunidad de hacer el pasaje formal del año viejo al nuevo. mientras en la mesa familiar chocaban las copas de champagne y ananá fizz, yo me retorcía de dolor. a las dos de la mañana estaba en el hospital de berazategui, resoplando como una elefanta en parto. por la zona e intensidad del dolor temí un cólico renal pero no: sólo un tremendo tirón por el exceso de celo en mis ejercicios abdominales. la vida sana está matándome, si me permiten el chiste fácil. así que el 2005 es el primero en muchos años que empieza sin ceremonias ni reflexiones sombrías de mi parte. di el salto de repente y me encuentro mas o menos así:

a) bueno. estoy mudado. hoy terminé de limpiar y “decorar” mi transitorio hábitat. a la sempiterna alcancía de darth vader que habla le agregué dos afiches de cine, obsequio de mi amigo leandro: el de “naked lunch” en castellano, y en el mismo idioma “los crímenes del clan manson”. en este barrio no hay vecinos acelerando autos fusilados o ciclomotores con escape abierto y para qué negarlo, el entorno en general es bastante menos deprimente. las calles, por ejemplo: me gustan los nombres, en su mayoría de científicos o matemáticos: mariotte, tycho brahe, lagrange, laplace, d´alembert, boyle, avogadro. el colectivo me deja en la esquina de gauss y joule. por primera vez desde octubre del 2003, duermo en una cama, con sábanas y otros detalles de normalidad.

b) tengo teléfono. me agencié un jurásico modelo de celular y lo puse en servicio. su movilidad (propiedad fundamental del celular) está reducida al radio de alcance del cable del cargador de batería. mejor así.

c) me desorienta este estado de no desesperación que tengo.

esto de arriba lo escribí anoche. ahora escucho radio mitre y cacho fontana dice hablando de néstor ibarra: “si él estuvo en otro aire, ahora está en el aire definitivo”.

ya sé que es una grasada tipo revista “muy interesante” citar a stephen hawking, pero me llevé al baño “agujeros negros y pequeños universos”:
[para el caso de un agujero negro] “son igualmente probables todas las combinaciones o configuraciones de partículas que tengan energía, momento angular y carga eléctrica iguales. desde luego es posible que el agujero negro pudiera emitir un televisor o las obras completas de proust en diez volúmenes encuadernados en cuero, pero es ínfimo el número de configuraciones de partículas que corresponden a esas probabilidades. el número mayor de configuraciones corresponde, con mucho, a una emisión con su espectro que es casi térmico.
la emisión desde los agujeros negros posee un grado adicional de indeterminación o imposibilidad de predicción por encima del tradicionalmente asociado a la mecánica cuántica. en la mecánica clásica, cabe predecir los resultados de una medición de la posición y de la velocidad de una partícula. en la mecánica cuántica el principio de incertidumbre señala que sólo es posible predecir una de estas medidas, pero no de ambas. alternativamente, será capaz de predecir el resultado de medir una combinación de la posición y la velocidad. así, la capacidad del observador para hacer predicciones definidas se halla, efectivamente, reducida a la mitad. la situación es peor aún en el caso de los agujeros negros. como las partículas emitidas por un agujero negro proceden de una región de la que el observador tiene un conocimiento muy limitado, no puede predecir definidamente la posición y la velocidad de una partícula y cualquier combinación de los dos; todo lo que se puede predecir es que serán emitidas ciertas partículas. parece que einstein erró por partida doble cuando dijo que dios no juega a los dados. la consideración de la emisión de partículas de los agujeros negros denotaría que dios no sólo juega a los dados, sino que los lanza a veces donde no pueden ser vistos."