Friday, February 10, 2006
un hilito de baba le corría por la comisura de la boca, acariciaba el trozo de enagua que le había robado a isabel sarli en el estreno de “sabaleros”
me llevo al baño el número de febrero de 1979 del selecciones del reader´s digest. en la página 41 me encuentro con un test: “¿necesita usted siquiatra? ¿está usted en la categoría de los emocionalmente perturbados? las veinte preguntas siguientes le ayudarán a decidir.”
hay preguntas como “¿piensa que posee usted fuerzas superiores o que otras personas emplean poderes sobrenaturales para perjudicarlo?”; “¿ve cosas o tiene sensaciones que nadie más ve o siente?”; “¿le preocupa el peligro de contaminarse de microbios?”, que son preguntas que mal que mal tienen alguna lógica (aunque susceptibles de respuestas tipo “no pienso que tengo poderes sobrenaturales, doctor, lo que sucede es que yo ¡¡¡REALMENTE tengo poderes sobrenaturales!!!”) pero hay otras que sinceramente no entiendo a qué corno vienen, por ejemplo:
-cuándo se reúne con un grupo de amigos, ¿logra usted que los demás acepten su proposición de ir a cierto restaurante o ver tal película?
-¿le resulta muy difícil tomar cierto tipo de decisiones, como elegir un abrigo nuevo o resolver la forma más adecuada de resolver el fin de semana?
las opciones para responder son a-siempre, b-casi siempre, c-con frecuencia, d-ocasionalmente, e-excepcionalmente, f-nunca.
el título de este post es autoría de juan carlos colombres, landrú, uno de los grandes genios vivos del humor nacional (el otro es el gordo mesa). conseguí a seis mangos una especie de mezcla de biografía con selección de trabajos que se llama “landrú por landrú”. pasé un muy buen rato reencontrándome con cosas que son una barbaridad de buenas. mis favoritos son el señor porcel, la familia cateura, jacinto w. el reblan (“¡a mí me gustan los chipichipi, los calypsos y los uleolai. Yo tengo el long play de todos los cha cha cha dedicados a fidel castro!¡yo tengo todo ‘el cha cha cha de los barbudos!¡yo soy un vejete chacotón y pichicatero, tururú tururú!¿hay falopa o no hay falopa?¡hay falopa!”) y fofolfi un niño abominable.
de chico, leí una del señor porcel que el tipo volvía loco a un carnicero en un diálogo delirante que empezaba con “buenas tardes, por favor no me venda un kilo de lomo”.
la otra cosa que estuve leyendo es un libro sobre la segunda guerra mundial: “la maquinaria de destrucción soviética”, de earl ziemke. me entero, entre otras cosas, de la batalla de kursk (tres mil quinientos tanques cagándose a tiros por las calles de una ciudad). me gusta el tanque alemán “ferdinand”, definido como “más letal para su propia tripulación de seis hombres, que para los tanques enemigos”. el diseño era un delirio de ferdinand porsche, inventor del volkswagen escarabajo, que ya venía en falsa escuadra: había construido un coche de carreras con un motor de seis litros, tan potente que sólo tres pilotos habían aceptado manejarlo, dos de los cuales perecieron en el intento.
hitler era muy admirador de porsche y permitió que se construyera esa gigantesca batata que era una sumatoria de defectos: debido a su exagerado blindaje, sus dos motores apenas lo hacían alcanzar los 20 km/h en terreno llano. como ya era muy pesado, decidieron deshacerse de la maquinaria que movía la torreta, de tal manera que era casi imposible apuntar el cañon (se movía sólo 14 grados, manualmente). no tenía ametralladoras de protección y los soldados soviéticos se podían acercar tranquilamente y destruir las orugas antes de hacer volar el tanque entero. el “ferdinand” fue sepultura de lo mejorcito de las waffen ss. lo de “mejorcito”, claro, es una expresión más bien relativa.
que simpático el tipo que diseña su juguetito y manda a un centenar de pelotudos (se fabricaron pocos tanques) a morir adentro de él, ¿no?
¿el mundo real? sí, he he también lo estuve caminando un ratito. es más lindo éste, lejos.
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