Tuesday, February 14, 2006
“el buen caballo corre con sólo ver la sombra de la fusta” (buda)
-mucho más grandes que nosotros. imagínese algo de este tamaño caminando. imagíneselo acá, ahora. enorme. masticando lentamente, con toda la paciencia del mundo, calentándose al sol. imagine las marchas migratorias. cada animal pesaba treinta toneladas. cien de esos animales sacudiendo la tierra a su paso. casi no tenían predadores, eran demasiado grandes. el tiempo era pastar y chapotear en pantanos hasta morir de viejos. deben haber sido unos seres magníficamente despreocupados. usted ha deseado morir, supongo.
-algunas veces. como todo el mundo. (yo de hecho hacía un tiempo venía, por así decirlo, considerándolo).
-no me imagino a un bicho de éstos deseando morir. seguramente el tema no les interesaba. este era un mejor planeta cuando estaban ellos. nuestra especie (como casi todas las especies de ahora) es una expresión de la decadencia de la vida en la tierra. somos más chiquitos, más eficaces. nosotros morimos de unas maneras enanas, horribles. ellos caían tumbando árboles, aplastando cosas y tardaban meses en pudrirse del todo.
(antonio de melli, “mis años como pedazo de carne destrozada - conversaciones con alfredo stroessner: el presidente, el militar, el ser humano”, 1988)
“a la entrada del salón había un cartel en el que las palabras ‘swing prohibido’ habían sido alteradas a ‘swing exigido’. los participantes acompañaban las danzas y canciones, sin excepción, cantando las letras inglesas. de hecho, durante toda la velada intentaban hablar solamente en inglés; en algunas ocasiones, sólo francés. la banda tocaba temas más y más salvajes; ninguno de los músicos estaba ya sentado. todos se ‘meneaban’ de pie en el escenario como criaturas locas.” (del informe de un espía de las juventudes hitlerianas sobre una reunión de jazz)
mientras atiendo mis otros, ejem, proyectos creativos, estoy leyendo un libro sobre la vida durante los primeros años del nazismo en el poder. recorto otras cositas:
“la exposición de arte degenerado, que abrió en la ciudad de munich en 1937, comprendía unas 730 piezas creadas por alemanes como emil nolde, mex beckmann y otros, y no alemanes como marc chagall y piet mondrian. las pinturas fueron exhibidas entremezcladas y sin marcos, y fueron colgadas bajo extravagantes titulares como ‘así es la naturaleza vista por las mentes enfermas” y “los judíos anhelan la vuelta de la desolación”. ante el desánimo de los nacional socialistas, fue la más popular exhibición de pinturas jamás organizada en el tercer reich, y atrajo a dos millones de personas, cinco veces el número de los que visitaron la exposición simultánea de arte aprobado. queda la duda de cuántos fueron en señal de protesta y para echar una última mirada a ese gran arte destinado a la destrucción, y cuántos deseaban confirmar sus prejuicios contra el arte moderno y demostrar su acuerdo con el nuevo establishment cultural.”
“el surrealismo y el expresionismo son obra de cavernícolas culturales, enanos estéticos y tartamudos artísticos. la hierba debe ser verde, el cielo azul, y los surcos arados del precioso suelo alemán tan perfectamente trazados que el espectador pueda contarlos uno a uno” (adolf hitler)
y esta díganme si no es simpática: “julius streicher, editor de la escabrosa ‘der stürmer’ y gauleiter de franconia, se mostró en una ocasión tan ultrajado por las críticas periodísticas sobre un show de variedades, que arrastró a los críticos al teatro y los obligó a cantar y caminar sobre la cuerda floja frente a los actuantes. en 1936 goebbels fue un paso más allá y prohibió todas las críticas de arte.”
gutéi levantaba el dedo cuando se le formulaba una pregunta sobre el zen. un muchacho asistente se dio a imitarlo. cuando alguien le preguntaba sobre qué había predicado su maestro, él levantaba el dedo.
gutéi se enteró de la travesura del muchacho. asió de él y le cortó el dedo. el muchacho salió corriendo y gritando. gutéi lo llamó y el muchacho se detuvo. guando volvió la cabeza hacia gutéi, éste levantó el dedo. en ese mismo instante, el muchacho alcanzó la iluminación. (“el dedo de gutéi”, koan zen)
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