Wednesday, February 29, 2012

la semana pasada, vicente luy se tiró de un edificio en salta, no sabemos mucho más que eso. vicente formó parte de una nube de personas notables que conocí en la radio de la utn y la disquería del perro. cada vez que muere, enloquece o se pìerde en escabio o drogas alguien de esa nube me afecta mucho porque me hace acordar de lo rápido que se terminan las cosas. eduardo lacoste me mandó un pequeño textito para publicar al respecto, con todo gusto cedemos el espacio:


"A finales de la década del setenta y comienzo de los ochenta, siendo estudiantes del secundario y con amigos como Miguel Stamatti, ir al caserón de Barrio Jardín Espinosa constituía algo próximo a ese estado que se designa como de un “acontecimiento”. Allí pude presenciar por primera vez en mi vida originales de Picasso y Miró. Eran propiedad del gran Juan Larrea, abuelo de Vicente Luy.

Luego de la muerte de Larrea, continuamos visitándolo en barrio Jardín. Vicente era en esa época un joven que no paraba de hablar y gesticular. La realidad ya era algo que lo atravesaba y laceraba, y la modulación e intensidad de su voz daban cuenta de ello. Palabras e imágenes se entrecruzaban, sin pedir permiso y sin un orden determinado. Uno no podía menos que encandilarse ante tamaño ejercicio que se manifestaba de manera absolutamente espontánea y natural. Vicente podía ser amable, antipático, fanfarrón o melancólico. Por separado o todo a un mismo tiempo. De todas maneras siempre era muy educado y particularmente gracioso. Creo que nos caíamos bien. Me regaló uno de los dos ejemplares que tengo de “Allá lejos y hace tiempo” de Guillermo Hudson, en tapa dura y de la editorial Peuser.

En los años noventa Vicente cambió. O quizás no, quizás era el mismo y era uno el que no percibía. Se transformó en una persona histriónica necesitada de reconocimiento o, mas seguramente, de afecto. La comunicación era siempre cordial, y en ocasiones íntima pero había algo de él que ya no identificaba, algo que se había perdido o desdibujado.

Pasaron los años y sólo por amigos en común ocasionalmente surgía un encuentro. Un día me contaron que echó de la casa de Río Ceballos a dos de ellos, gente de gran corazón y de un círculo muy próximo de sus afectos. Los echó arbitrariamente, sin ninguna clase de justificación. Vicente ya estaba loco.

Poco tiempo atrás, una noche de mucho frío lo encontré caminando por el medio de la calle Rosario de Santa Fe, por suerte a esa hora con nulo trafico; llevaba una remera y un suéter liviano e iba a buscar unos pesos a una habitación que tenía en una pensión cerca de la Terminal.

El año pasado, de pura casualidad, lo encontré en el bar de una estación de servicio en Av Colón y Chubut. El impacto emocional fue grande. Vicente me reconoció luego de un rato de mirarme, y ahí se le intensificó un poco la mirada. Parecía una persona distante y torturada, vestía humildemente. Le ofrecí algo de tomar y agradeció. Era muy difícil sostener una conversación, solo me dijo que estaba triste."

a eduardo lacoste los lectores de este blog lo conocen por su clásica declaración:


una de la gente de gran corazón que dice eduardo que echó vicente de la casa es otro frecuente citado de este blog, el gordo gustavo a.k.a fat freddy. creo que fue un incidente porque estaban de ácido discutiendo alguna cosa de dios (la típica), gustavo murió 3 años antes que vicente.

en fin, bueno, por mi parte vicente gran abrazo y nos estamos viendo a la brevedad

1 comment:

María la del Barro said...

Esta entrada es enteramente maravillosa.