Sunday, March 02, 2008

durante las semanas que siguieron cetarti durmió un promedio de catorce horas por día. del tiempo que pasaba despierto, casi todo lo distribuía (junto con los escombros de su atención) entre el televisor y la pecera. el ajolote era ideal para ser observado en esas condiciones: casi siempre inmóvil, cada tanto nadaba perezosamente hacia arriba, a tomar aire o un bocado de la comida en escamas que flotaba en la superficie. cetarti seguía comiendo poco y nada, pero confiaba en que el metabolismo bajo compensara la disminución en calorías. solía tener pesadillas, algunas más recurrentes o aterradoras que otras, pero en todas lo mataban a escopetazos. a veces estaba su madre junto con él, a veces estaba solo. pero siempre entraba la sombra de un tipo enorme (a veces el tipo no era completamente humano sino que tenía una especie de tentáculos que le salían de la cara) con una escopeta y le disparaba en el cráneo. le volaban la cabeza pero él vivía lo suficiente como para ver astillas de hueso y unas mucosidades sanguinolentas que se pegaban al tapizado de un sillón y a unas cortinas. soñaba otras cosas también, pero no se las acordaba.


sigo perdiendo tiempo precioso trabajando en algo que parece que nunca. hace ya tres o cuatro días que se me terminó el papel higiénico y me da fiaca bajar a comprar, así que utilizo como paliativo el suplemento "contraeditorial" de la revista veintitrés, que viene en papel tipo de diario. hoy a la mañana me limpié el culo con un debate entre no se quien y el rabino bergman sobre si dios o el hombre o no se qué.

y ahora, me acuerdo que anoche soñé que le contaba a alguien una parte del documental del history channel sobre combates aéreos en el desierto (el mismo del post anterior, que plomazo). contaba muy entusiasmado la parte que va un mirage persiguiendo un mig 21, los dos volando rasantes por unos cañones del desierto, y que el mig 21 es alcanzado y el piloto se eyecta con tan mala suerte que se estampa a la velocidad del sonido contra una de las paredes de piedra del cañón. no sé por qué justo esa parte, ni por qué el entusiasmo.

aprendido en la experiencia mística de philip k. dick: entusiasmo quiere decir "entrada en uno del espíritu de los dioses".

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