1/
de repente no es que me estoy cogiendo a tracey adams vestida de enfermera: es que me estoy haciendo la paja viéndola en un video en la computadora, eso es una decepción pero tampoco está mal, de repente me doy cuenta que no estoy pajeándome frente a la computadora de casa sino en la del trabajo. me estremezco de pánico, pero está todo en silencio y parece no haber nadie. me doy vuelta y están todos mirándome.
2/
-es demasiado cruel.
-chocolate por la noticia, por eso es tan emocionante.
-no puedo entender cómo se puede gozar con la muerte de ese animal. es de un sadismo injustificable.
-ja ja usted es un pelotudo cetarti, cómo injustificable, no entiende nada. y no es el dolor del animal. es la situación. la tragedia. la sensación de que algo, por una vez, sucede y uno está ahí para verlo.
3/
“es un trabajo fabril, como una línea de montaje. un poco al revés, claro. el ritmo de la línea es algo alienante, imparable. y con las vacas lo mismo. vienen y vienen y vienen. es imposible trabajar de eso si no te emborrachás. yo me hice pomada el hígado en la época del frigorífico, estaba borracho todo el tiempo que trabajaba.
ese mismo carácter imparable, cuando tenías una buena mañana y agarrabas una racha sin errores, te llevaba a una especie de trance medio místico. a mí me pegaba como una integración con una especie de ritmo del universo, un fluir gigantesco del cual yo era una partícula muy menor, insertando un pistón de acero en la cabeza de las vacas. yo mataba, la vaca caía, en otro lado nacía o enloquecía alguien, aparecía otra vaca, sobre la superficie de júpiter un huracán movía miles de toneladas de silicio. la integración con una innumerable cantidad de acontecimientos que sucedían a lo largo de millones y millones de kilómetros.”
(carta de antonio de melli a j.d. salinger, sacado del libro “la gelatina de acero” de anthony burguess, sobre vida, obra y tragedia del paraguayo, penguin books 1967. salinger le mandaba dinero ocasionalmente, y una vez obsequió a de melli una bolsa de agua caliente que es hoy exhibida en la celda-museo de la cárcel de pedro juan caballero)
Monday, November 27, 2006
Friday, November 17, 2006
soy una inexistencia que no existe
“el hombre da su simiente a la mujer y es el comienzo de un largo, largo, indefinible viaje hacia el nihilismo”(kimitake hiraoka, a.k.a yukio mishima, hedonista de la muerte y escritor)
cosa terrible que había bajado y recién escuché ahora: kronos cuartet, el disco dedicado a mishima. tremendo, aunque no para cualquier hora del día y claro, no para cualquier día tampoco. otras cosas que estoy escuchando estos días y que nada que ver con eso: infectious grooves (“hijo, no se te ve bien...¿estas enfermo?”) y gentle giant. igual, no muy conmovido por nada. y eso que soy muy sensible.
tengo dos libros a medio leer y que hace varios días que no agarro: “facundo” y “el hombre que fue jueves”, facundo está bastante bien y el hombre... empieza muy bien y después medio que se pone previsible (por lo menos hasta donde dejé, que es cuando todos los canas se dan cuenta de que ninguno de ellos es anarquista), pero siempre tiene cosas como estas:
“la verdad es -dijo syme con una calma casi perfecta- que si no estoy ebrio, estoy loco; pero que en todo caso me conduciré como debo. ¿se puede fumar?”
“con dios me acuesto/con dios me levanto/con el espíritu santo y la pilila/la pilila más dura que un canto” (álvarito ruiz do pete, 1306, “oda a mi madre y otros poemas”, edición de auteur)
eh bueno, la verdad que si les digo algo les miento. ah, en national geographic ví un documental super fascista pero muy interesante sobre el ac 130 spectre, “el caza cuatrimotor”. teóricamente ésta es la semana de la aviación, pero cada vez que lo pongo hay un pelotudo en bermudas hablando con unos nativos que lo miran con cara de bolas llenas. capaz que es la otra.
en la mudanza refloté las cerdos y peces. me llevo una al baño: “nunca hay que dar el nombre. si lo das te llaman, si vas tenés que ir y volver, si no vas te siguen y te traen. a los perros se les enseña el nombre para que al escucharlo obedezcan. a los niños también”
bueno, ya es algo, ¿no?
cosa terrible que había bajado y recién escuché ahora: kronos cuartet, el disco dedicado a mishima. tremendo, aunque no para cualquier hora del día y claro, no para cualquier día tampoco. otras cosas que estoy escuchando estos días y que nada que ver con eso: infectious grooves (“hijo, no se te ve bien...¿estas enfermo?”) y gentle giant. igual, no muy conmovido por nada. y eso que soy muy sensible.
tengo dos libros a medio leer y que hace varios días que no agarro: “facundo” y “el hombre que fue jueves”, facundo está bastante bien y el hombre... empieza muy bien y después medio que se pone previsible (por lo menos hasta donde dejé, que es cuando todos los canas se dan cuenta de que ninguno de ellos es anarquista), pero siempre tiene cosas como estas:
“la verdad es -dijo syme con una calma casi perfecta- que si no estoy ebrio, estoy loco; pero que en todo caso me conduciré como debo. ¿se puede fumar?”
“con dios me acuesto/con dios me levanto/con el espíritu santo y la pilila/la pilila más dura que un canto” (álvarito ruiz do pete, 1306, “oda a mi madre y otros poemas”, edición de auteur)
eh bueno, la verdad que si les digo algo les miento. ah, en national geographic ví un documental super fascista pero muy interesante sobre el ac 130 spectre, “el caza cuatrimotor”. teóricamente ésta es la semana de la aviación, pero cada vez que lo pongo hay un pelotudo en bermudas hablando con unos nativos que lo miran con cara de bolas llenas. capaz que es la otra.
en la mudanza refloté las cerdos y peces. me llevo una al baño: “nunca hay que dar el nombre. si lo das te llaman, si vas tenés que ir y volver, si no vas te siguen y te traen. a los perros se les enseña el nombre para que al escucharlo obedezcan. a los niños también”
bueno, ya es algo, ¿no?
Wednesday, November 08, 2006
era una linda morocha de ojos verdes, ¡pero ahora ya está katú medio viejona!
"..., en general culpa. culpa y tristeza." (herminio iglesias en declaraciones al national geographic)
estuve en córdoba, vine a mandar mis cosas. también anduve por la villa . entré medio a las escondidas a comprar faso, pero como carla se estaba bañando, fui a ver a irene. en el camino me encontré con algunos de los chicos. me tomé unos mates con irene. ella también estaba triste, se le había volado una pieza de chapa que tenía al costado de la casa.
me cuenta que ahora consiguió un trabajo por horas cerca del cpc de villa libertador y que son tres horas nomás pero que bueno sale, camina y se despeja un poco. mientras hablamos, veo por la puerta de la cocina que algo (alguien) se mueve cíclicamente. alrededor nuestro juegan los chicos, se meten cosas sucias en la boca. de la cocina sale la hija de irene. saluda distraídamente y el resto del tiempo que hablamos con irene, su hija establece un circuito por los límites del patio, que recorre hablando en voz baja. irene dice que prefiere salir porque es muy deprimente el lugar, porque no hay nada lindo para ver. uno de los nenes me regala una tira de cinco o seis caramelos fizz. irene me dice que ella también tiene algo para convidarme, sale con una caja de chocolates tofi que le dieron desde la iglesia y me da cinco.
conseguí el faso y me fuí, eran cerca de las seis y media de la tarde. tenía que pasar por la facultad y para ello debía atravesar una especie de baldío angosto lleno de basura que hay al lado del puente de velez sársfield. ahí ví a un tipo vestido con un traje todo sucio, la cara colorada. estaba parado y había levantado una revista "rumbos" de la basura. la revista estaba toda pegoteada y húmeda de la basura y el tipo estaba perdido en su lectura. completamente concentrado. la tristeza era una anaconda de cuarenta metros revolviéndose adentro mío. me sentía (estaba) lleno de polvo terroso, creo que lo que marca a la villa es la tierra, la naturaleza constante y minuciosamente invasiva del polvo. me pregunté cómo sería el tiempo para una persona así. ya estaba de la recabeza a esa altura, así que no sé si es que me acuerdo o que me dió la impresión, de que caminé un rato largo mientras me preguntaba contínuamente eso: cómo sería el tiempo para ese tipo. cómo sería el tiempo. cómo pasarían esos días. la pregunta rebotaba en mi cabeza como la partícula en aquella caja que no intercambiaba energía con el medio.
"el rabí le explicaba el universo: esto es mi pie, esto es el tuyo, aquello la soga." (j.l. borges, "el golem")
estuve en córdoba, vine a mandar mis cosas. también anduve por la villa . entré medio a las escondidas a comprar faso, pero como carla se estaba bañando, fui a ver a irene. en el camino me encontré con algunos de los chicos. me tomé unos mates con irene. ella también estaba triste, se le había volado una pieza de chapa que tenía al costado de la casa.
me cuenta que ahora consiguió un trabajo por horas cerca del cpc de villa libertador y que son tres horas nomás pero que bueno sale, camina y se despeja un poco. mientras hablamos, veo por la puerta de la cocina que algo (alguien) se mueve cíclicamente. alrededor nuestro juegan los chicos, se meten cosas sucias en la boca. de la cocina sale la hija de irene. saluda distraídamente y el resto del tiempo que hablamos con irene, su hija establece un circuito por los límites del patio, que recorre hablando en voz baja. irene dice que prefiere salir porque es muy deprimente el lugar, porque no hay nada lindo para ver. uno de los nenes me regala una tira de cinco o seis caramelos fizz. irene me dice que ella también tiene algo para convidarme, sale con una caja de chocolates tofi que le dieron desde la iglesia y me da cinco.
conseguí el faso y me fuí, eran cerca de las seis y media de la tarde. tenía que pasar por la facultad y para ello debía atravesar una especie de baldío angosto lleno de basura que hay al lado del puente de velez sársfield. ahí ví a un tipo vestido con un traje todo sucio, la cara colorada. estaba parado y había levantado una revista "rumbos" de la basura. la revista estaba toda pegoteada y húmeda de la basura y el tipo estaba perdido en su lectura. completamente concentrado. la tristeza era una anaconda de cuarenta metros revolviéndose adentro mío. me sentía (estaba) lleno de polvo terroso, creo que lo que marca a la villa es la tierra, la naturaleza constante y minuciosamente invasiva del polvo. me pregunté cómo sería el tiempo para una persona así. ya estaba de la recabeza a esa altura, así que no sé si es que me acuerdo o que me dió la impresión, de que caminé un rato largo mientras me preguntaba contínuamente eso: cómo sería el tiempo para ese tipo. cómo sería el tiempo. cómo pasarían esos días. la pregunta rebotaba en mi cabeza como la partícula en aquella caja que no intercambiaba energía con el medio.
"el rabí le explicaba el universo: esto es mi pie, esto es el tuyo, aquello la soga." (j.l. borges, "el golem")
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