volví a grabar cosas:
-y cachito que tal, cómo anda.
-ahí anda, trastornadazo, tiene como seis novias que son unos cachivaches peor que él... y un dia se enamora de una y al otro dia te dice “esta tumbada me tiene podrido, ahora me gusta aquella”, y al otro dia embolado con esa. y todo el tiempo así. y vieeeeenen las minas acá, y lo llaaaaaman por teléfono...
-uh sí es terrible cachito en el teléfono, yo me acuerdo que iba a la radio y se apencaba a hablar por teléfono con las novias y le daba, le daba...
- (carcajada) sí porque se posesiona cachito viste, se concentra, como es que se dice, se... seeee ¡transporta! ja ja se transporta cachito hablando, los tenía podridos a todos porque les ocupaba el telefono y no podían recibir llamados.
- sí, si por eso iba cuando hacía yo el programa, porque a mi nunca me llamaba nadie y entonces tenía una hora de teléfono. un día yo había dejado unos libros al lado del teléfono y estaba haciendo el programa en el estudio y x me había acompañado y se había quedado en mi box boludeando en internet hasta que yo terminara y entra cachito y se pone a hablar por teléfono y estaba esta otra escuchando sin que cachito se avivara y dice que tenía que hacer un esfuerzo para no cagarse de la risa porque el otro mandaba cada bolazo...
- ja ja sí, porque es re bolacero el hijo de puta…
- y bueno, resulta que dejo entre los libros al lado del teléfono un libro de poemas que se llama “el hundimiento del titanic”, y más o menos era para la época de la película, y dice x que agarra cachito el libro, mira la tapa y le bate a la mina todo romántico: “me gustaría hacer el amor con vos en la cubierta del barco ése que se hundió, cómo se llama..”
- (carcajada)sí sí, no puede ser tan culeado... un día también me quedo escuchándolo y el loco estaba enroscado, concentrado viste en lo suyo y le estaba diciendo “no no, vos tenés que entender que el seso, que el seso es el seso y el amor es el amor” y hacía así con la manito...
-que culeado cachito. para colmo las minas que le conozco yo son todas de una fealdad medio increíble, porque no eran minas que vos vieras todo el día en la calle, no sé de donde las sacaría, viste...
-sí sí, son todas unas tumbadas peores que él. pero tiene una que no, esa mina... bien viste, muy arregladita, pollerita, todo muy bien, no sé de donde la sacó... ah, la conoció en el banco. cuando sale tupido con esa mina anda bien cachito, se arregla más o menos... porque anda con las otras y es un desastre, los pelos todos revueltos, esos sacos viste que le regalan...
me llevo a cagar una revista revista “esto!” (nro 295, 1991) y me encuentro este simpático diálogo:
-doctor, a usted siempre le toca bailar con la más fea, ¿no?
-tiene razón, pero a mí lo que me preocupa es que estas situaciones se generalicen. no es cuestión de que cualquiera vaya y tome como rehén a personas inocentes para reclamar cosas imposibles. mire, yo me constituí en esa casa a pedido de la policía. entré diciéndole al joven, quien para mi forma de ver estaba alcohólico o drogado, que se entregara. como juez, le ofrecí todas las garantías, ¿y sabe lo que me dijo? “¡vos fuiste el que me metió preso cuando me violaron, te voy a matar hijo de puta!”. fíjese qué momento, ¿no?"
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