Thursday, August 25, 2005
le estaba escribiendo una carta. le contaba un sueño y le decía que el sueño era una pelotudez pero que a veces fantaseaba que yo era una especie de animal, un animal herido o deforme (en todo caso, con graves problemas) que vivia en un basural lejos de su casa y no me animaba a verla y entonces le dejaba regalos en la puerta de su casa, regalos horribles armados con piedras y palitos, frutas que se iban pudriendo, lo único que tenía a mano. tocaron el timbre. eran un hombre y una mujer, testigos de jehová. me cayeron simpáticos, con su ropa vieja y fea pero limpia. me parecían dignos, de alguna manera. los invité a pasar, les serví coca cola con hielo. afuera hacía como cuarenta grados bajo cero, los tipos tiritaban pero lo mismo se tomaban la coca. me preguntaron si yo leía la biblia. les dije que a veces, que la biblia tiene frases brillantes. me encanta dios, les dije. como que le encanta, me dijeron. nada, me cae muy bien, muy simpático. me gusta más en el antiguo testamento, les dije. como una especie de darth vader pero en serio. eso era un bolazo pero los impresionó. no sabían quién era darth vader. a mí me daba fiaca explicarles. alrededor nuestro, el universo giraba enloquecido.
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