Thursday, October 07, 2004
¿dónde estabas cuando cayó el world trade center?
yo estaba en la casa de mi madre, comiendo puchero de falda. se me atragantaba la comida de la alegría, ese primer entusiasmo.
después, esa noche charlábamos en el bar de la cañada. en la tele lo único que hacían era repetir las imágenes de los aviones entrando en las torres.
-estábamos en el semáforo de gauss y la recta, allá cerca del colegio la salle. y había un vago pidiendo plata ventanilla por ventanilla: “gente, puede ser una monedita...”. nosotros éramos como el cuarto o quinto auto, así que lo veíamos acercarse. y entonces la mujer de mi viejo le dice a mi viejo “¿raúl tenés un peso, ahí?”. mi viejo bueno, fue una cosa...un poco más tuvo que bajarse del auto revolviendo los bolsillos, para acercarle el peso, porque no encontraba. “sí, tomá”. y esta otra agarra y saca otro peso, che...y cuando el vago vino a la ventanilla, le dio los dos pesos...
-es una hora de laburo mía.
-yo te voy a ser franco, ese guaso...no sé quién en todo el mundo se gana dos pesos así de rápido...(risas). no te riás, es así, contá hasta cinco, el tiempo que tardaste en decir la frase “gente, puede ser una monedita...” y tuc, dos pesos. mi viejo un poco más quiso hombrearlos a los dos pesos esos, para que queden en el auto... y cuando se puso el semáforo en verde éramos los dos a los gritos, “cómo le vas a dar dos pesos a ese tipo, para eso me pedías, si hubiera sabido no te daba...” y ella a decir que es una gente que está necesitada, y yo sabés que le dije: rosa, ese tipo sabe con cuanto se vuelve a la casa, por más que esté once horas que esté ahí? se va con cuarenta mangos en el bolsillo. yo gano trece en la terminal, en un día de laburo. mi hora de trabajo vale un peso con cincuenta. y mi viejo a los gritos “pero claro, cómo, mirá, para qué te habré dado ese peso...”
-un quilombo, todos a las trompadas adentro del auto...
-y ella “ah, bueno, yo estoy educada por la iglesia con una consigna de que hay que dar limosna” y bueno, pero por dos pesos un tipo me tendría que lavar el auto para ganarse dos pesos, más o menos...me entendés, yo ahí ví una cosa como de culpa, de esta mujer...culpa de comprarnos con mi viejo setenta botellas de vino mensuales en el súper, de ir al súper cada dos horas...y a mí me importa tres pingos, no me da culpa de nada porque yo vivo así mientras puedo, y capaz de golpe que un día de éstos termino durmiendo acá como el pájaro, o el cubano. ya te digo fue algo delirante. un peso ya era mucho, pero ésta le dio dos pesos...
(...)
-y sabés que pasa, que a mí me toca eso a lo largo del día no sé, en cincuenta y siete semáforos que paro, viste. o acá, que cada dos minutos y medio te cae un pibe con una estampita o alguna boludez para vender. con el agregado de que al pibe ése lo está esperando el padre para pedirle la plata para tomar vino o falopearse...
-que, bueno, ahí no creo que tengas ningún problema, vos...
-mientras no pasen hambre los chicos.
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