Wednesday, February 14, 2007
todo lo que no tiene vida queda en pie, jovial y elegante como un ascensor
La tarde anterior estaban todos blanditos, pero (como había predicho Duarte) con el correr de las horas se habían inflamado y estaban rígidos e hinchados, uno de ellos había cagado una mezcla de mierda casi líquida y coágulos de sangre. Ya no quedaba más Aseptobrón y se estaban quejando fuerte. Molina ató el hocico de los dos perros, los cargó en un carrito con ruedas a rulemán y los subió al baúl del auto usando una lona verde como camilla. Cruzó la ciudad y en un barrio de los últimos antes del campo estacionó frente a una veterinaria. Bajó los perros con ayuda del veterinario. Hubo que sacarles radiografías y Molina tuvo que esperar sentado en una salita afuera. Una media hora más tarde el veterinario se asomó y le pidió que entrase.
-A estos animales hay que sacrificarlos, no se puede hacer nada por ellos. ¿Qué les pasó?
-Son de un vecino mío. Los estuvo castigando ayer a la tarde, un rato bien largo. Tuve que esperar hasta ahora a que se fuera para saltar el muro y traerlos acá.
-Los han golpeado salvajemente, tienen muy pocos huesos sanos, las columnas quebradas en varias partes. Hay que denunciar a su vecino.
Molina puso cara de que mejor no.
-Tiene amigos en la policía, es una persona complicada, preferiría no meterme con él.
-Ya se le metió en la casa ¿el tipo no se va a dar cuenta?
-Puede haber sido cualquiera.
-Puede sospechar de usted.
-Puedo negarlo, no tiene pruebas. Y no tiene motivos, tampoco. Salvo el saludo, jamás hemos hablado.
-Puedo denunciarlo yo.
-Por favor no. No quiero problemas. Como usted dice, me le metí en la casa, puedo ir preso yo, todavía.
Eso convenció al veterinario. Le dijo que sacrificar a los animales le iba a salir doscientos pesos. Molina los pagó y una hora más tarde estaba tirando los cuerpos en un camino rural desierto. Mientras sacaba los bultos envueltos en lona verde tuvo el impulso de llorar, pero no logró hacerlo.
Cuando volvió a su casa y fue a darle de comer a los otros perros, vio el charco de mierda y sangre y tuvo, por un relampagueante momento, la sensación de que alguien había entrado y se los había llevado.
(otro fragmento de la soporífera novela que antonio de melli intentó escribir en prisión, que terminó inspirando el film picaresco-musical “últimos dias de pompeya”, primera producción de la compañía estatal paraguaya de cine y lanzamiento actoral de stella maris velazquez, voluptuosa actriz de la localidad de san lorenzo y a la sazón amante del gral alfredo stroessner)
hablando de eso, más abajo un video sobre la conservación para exhibición de un ejemplar tirando a chicón (¿6, 8 m?) de architeuthis dux. la bestia colosal de los abismos será, de ahora en adelante, observada por las insignificantes criaturas de la superficie en aburridos domingos de mascar chicle y retar a los chicos.
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment