“endeudada hasta el cuello y embarazada de su último amante, decidió escenificar con sumo cuidado la última noche de su vida. encargó un inmenso ramo de flores, invitó a dos amigas a la última cena y luego, a las tres de la mañana se quedó sola en su falsa hacienda de rodeo drive. el dormitorio era un mar de nardos y gardenias y resplandecían las llamas de varias docenas de velas. vestida de lamé plateado, la lupe se instaló en aquel altar a la propia muerte, escribió una nota de despedida al padre del feto, abrió un frasco de seconal y se lo zampó entero. las manos entrelazadas en señal de plegaria, se tendió en la cama escenificando lo que ella se imaginaría como una imagen fotográfica final de exquisita belleza. precisamente esa foto no se tomaría nunca. el seconal no quiso mezclarse bien con la picante última cena. lupe empezó a vomitar, dejando una hedionda estela de vómito desde la cama hasta el baño, donde resbaló en las baldosas y cayó dando con la cabeza en el borde del lavatorio. el cuerpo fue descubierto por juanita, la doncella y claro, la imagen no era ni bella ni conmovedora.”
11:40 de la mañana, mirando fijo la pantalla del word, donde nada sucede desde hace ya bastante. en voz baja desde la tele, la madre angelica dice “derrama tu sangre sobre mí, concédeme la fuerza para cargar mi cruz”
escuchando grateful dead, en desordenada selección de temas bajados.
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