Saturday, June 25, 2005

miscelánea mínima

x, y & z están en la pc del fondo, muy concentrados mirando pornografía en horario laboral. entra bc, máxima autoridad del lugar. mira durante unos segundos la acción en pantalla. hay algo que no anda bien.

bc (con el ceño fruncido y rascándose la cabeza): -¿cómo es el tema?¿se la está poniendo por el culo y la chica a la vez le hace la paja?¿qué, tiene dos pijas el tipo?
x, y & z (a coro):- se está clavando un travesti, BOLUDO!!!

telón.
como dicen la zura y mi mamá, a mi obtusa manera sigo siendo inocente.



cosas raras: ésta me pasó la semana pasada, pero me acuerdo recién ahora.
eran más o menos las once de la noche y la temperatura era de alrededor de setecientos grados bajo cero. la ciudad universitaria era un páramo desierto. estaba esperando el colectivo, terminándome un merecido porrete. todo parecía estar quieto y en silencio. garuaba finamente y yo me entretenía apreciando el continuo caer de las gotitas. a lo lejos, quebró la tranquilidad el típico y enfermante ruido de motor de fiat 128 sobreacelerado. el cuarteto, la música latina para mujeres y los autos y las motos acelerados al máximo sacan el fascista que tengo adentro. concentré todo el odio del que soy capaz en el conductor de ese auto, alcancé a desearle seis o siete maneras violentas y dolorosas de muerte y ví que pasaba algo raro. el auto se acercaba mucho más lento de lo esperable (lo veía venir de muy lejos) y lo acompañaba aparte del bramido del motor, un ruido tipo plasplasplasplasplas. empecé a distinguir chispas: el auto venía con una rueda reventada, los restos de cubierta azotaban el pavimento como un látigo enloquecido y la llanta resbalaba contra la calle y sacaba unas chispas tipo cuando tus viejos no te quieren comprar estrellitas para navidad y te hacen quemar virulana. el auto llegó hasta donde yo estaba: efectivamente, era un 128 hecho pomada. adentro iban como (no miento) ocho o nueve personas, con unas caritas que no eran precisamente salidas de una propaganda de dentífrico. el tamaño del chofer era paquidérmico y estaba inclinado contra el volante, mirando con obstinación hacia adelante. pasaron frente a mí y nos miramos como en la tercera parte de indiana jones se miran harrison ford y sean connery con el piloto alemán que arrastra el fuselaje de su avión estrellado en el medio del túnel. Después, sin detenerse se perdieron en la noche, y a la media hora vino mi colectivo.

ya sé que es medio boboncha la anécdota pero bueno, ¿qué quieren?¿”los hermanos karamazov”? están en el lugar equivocado entonces, amigos. vuelvo a nathanael west:“te aconsejo que les envíes piedras a tus lectores. cuando pidan pan no les des galletas, como la iglesia, y no les digas como el estado, que coman tarta. explícales que el hombre no vive solo de pan y dales piedras. enséñales a rezar todas las mañanas: ‘la piedra nuestra de cada día dánosla hoy’”

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