tengo que alquilar mi casa, es decir la casa donde estuve viviendo (la amiga kaiten usó el término “exiliado”) después de separarme. desde que me mudé (27 de diciembre) no volví a pisar ahí, y estuve el fin de semana empezando a ponerla en condiciones. si no supiera que fui yo, me hubiera preguntado qué clase de inmundo animal estuvo viviendo ahí. últimamente se me critica mi tendencia al lenguaje extremo, pero créanme que no estoy exagerando, más bien me quedo corto. abrí la puerta y quise ser otra persona, otra persona que nunca hubiera tenido que abrir esa puerta, que nunca hubiera tenido que habitar esa casa. entre las ocho de la noche y las dos de la mañana estuve separando revistas, fotocopias y apuntes para ver con cuales me quedaba y cuales tiraba. los atados de papel resultante deben pesar unos trescientos kilos. trescientos kilos de papel que yo había leído. cuadernos míos de la época que iba al taller literario que compartimos con kaiten, impresiones de internet con temática variadísima (desde fabricación de explosivos caseros hasta entrevistas con bob astles, la “rata blanca” de la dictadura de idi amín en uganda). tiré a la mierda las pilas de revistas “humor”, “el periodista”, “la maga” (¿qué hacían veintipico de números de “la maga” en mi poder?) y otras. me quedé con las “cerdos & peces”, “el porteño”, “fierro”, “el víbora” y una decena seleccionada de “página/30”, que igual son un buen toco. de las impresiones de internet hice una cuidada selección. los apuntes y libros fotocopiados que usé para recibirme de ingeniero volaron todos, salvo las fotocopias del beisser de física moderna y las del reed hill de física del estado sólido. mientras hojeaba ese montón de apuntes desfilaban ante mí palabras y conceptos que espero nunca más tenga que usar y ojalá pueda olvidar por completo. les regalo tres que uso para quedar bien en las fiestas:
1/la llama es una oxidación violenta.
2/la corrosión es un fenómeno electroquímico.
3/el ángulo vivo es una invitación a la rotura.
esos apuntes, esas revistas, esas anotaciones en cuadernos con pretensiones literarias me pusieron triste porque son señalizaciones del largo camino que me trajo hasta lo que soy ahora, que (aclaro por si es la primera vez que leen este blog) no me satisface en nada.
esos papeles deprimentes parte de mi pasado ahora esperan el destino que se merecen: ser la alegría de irma y héctor, una pareja de cartoneros que conozco de mucho tiempo de saludarnos bajo el puente de la avenida de circunvalación a las siete, siete y media de la mañana cuando yo me fumaba el primer porro de la mañana para ir a trabajar y ellos llegaban a revolver basura a ver qué sacaban (a fin de cuentas, mi trabajo en la universidad no es tan distinto). se van a hacer unos lindos mangos, encima es papel blanco que vale más, me dijeron. cuando vengan a buscar el papel los voy a esperar con el grabador y los voy a invitar con una coca cola.
“cerdos & peces” era un revistón. acá va una cosa que escribió jorge pirozzi en un número del año 91 (“el mundo ya era viejo cuando tu y yo éramos jóvenes”, decía chesterton, me cago en la hostia):
“así como la literatura es un producto del trabajo y logra desplazarlo, relegándolo a un lugar inferior, la tecnología desplaza a la ciencia que la engendró y de la que apenas es un residuo: tanto quilombo para inventar el láser y terminar escuchando a julio iglesias.
la cultura no tiene la menor importancia.
son distintas las plantas. hay unas que se ven en los terrenos baldíos. al lado de mi casa hay otra abandonada y en la terraza hay una planta que vulgarmente se llama “palán –palán” que solamente aparece en lugares deshabitados por el hombre. pero mucho más insobornable que el palán palán es la planta “castor blanco” que es una planta de hojas muy grandes y crece en los terrenos baldíos después de un largo tiempo de abandono. aparece solamente cuando se siente segura de que no hay humanos.
el castor blanco metaforea el paraíso.
el castor blanco está promovido por la eternidad, es una publicidad de lo eterno.
william blake decía que los coletazos de las ballenas y el rugido del león eran porciones de la eternidad. el castor blanco es la eternidad.
mi mujer grita porque hay una cucaracha y yo la mato de un pisotón. en el mismo instante aparece otra abajo del mostrador. es la misma cucaracha que yo maté. porque la cucaracha no tiene yo, ni fecha de nacimiento, ni cédula de identidad. esa cucaracha era todas las cucarachas. cuando mi tortuga se me queda mirando me ve con los ojos de toda su especie, con los ojos de todas las tortugas.”
ahora son las diez y media de la noche y estoy escuchando jimi tenor: “i want to be the taxi driver who takes you home tonight...”
este, bueno... eso.
espero que anden bien. me acabo de enterar que este año tenemos cinco feriados que caen en fin de semana, qué les parece.
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