Saturday, December 18, 2004
un gráfico sencillo, una realidad no tanto
cena: cerveza y chizitos comprados sueltos, escucho ed motta (“mentiras faceis” en repeat).
hace dos días que se me acabó lo que parecía una inacabable piedra de faso y sigo encontrando tucas y medios fasos. dios bendiga mi prodigalidad derrochadora, la casa está llena de residuos con posibilidades tóxicas moderadas. si se sabe buscar.
decidí no comprar cuando se me acabara. hoy tengo asado en la villa y mi dealer “tengo-la-cantidad-que-QUIERAS-en-cuarenta-segundos” va a estar presente. si he de ser sincero, me veo flojo para cristo en el desierto, el sentimiento es parecido a la orfandad de no tener ventolín. bueno, no pensaré mucho y me dejaré caer por el termodinámico tobogán de los acontecimientos. no llevar mucha plata, boludito.
“la roja insignia del valor” está buena, sin mucho tiempo la llevo por la mitad (es cortita).en la guerra de secesión norteamericana, el protagonista , hasta ahora llamado “el chico”, escapa a su primera batalla. la parte de la huída está muy buena (“se metió en un campo que estaba siendo batido por la artillería enemiga. las filas de proyectiles cayendo se le antojó una enorme hilera de dientes cerrándose sobre él”), pero mejor está cuando se da cuenta de lo siguiente:
“¡santo cielo, después de todo habían derrotado al enemigo! aquella fila de imbéciles que había resistido en su puesto se había alzado con el triunfo. (...) la quebradiza línea azul había resistido los embates y había resultado victoriosa. el gesto le llenaba de amargura. al parecer la estupidez y la ignorancia ciega de aquellas pequeñas partes lo habían traicionado. su falta de sensatez al mantener la posición, cuando el mero raciocinio inteligente les habría hecho desistir de su imposible empeño, lo hacía ahora sentirse postrado y demolido”.
ahora me doy cuenta de por qué demoro tanto en terminar de leer esto. me gustaría saber por qué demoro tanto en escribir lo otro. pero bueno, no se puede tenerlo todo.
terminé la entrevista de cetarti con el dentista, por fin. después de eso, va a la clínica a buscar las cosas de su hermano, que está agonizando en terapia intensiva. le han asegurado que no va a mejorar, que la muerte es inminente. sin embargo dice “cuando salga se va a venir a vivir conmigo, yo lo voy a cuidar”. escribir es una necesidad para mí, me siento mal cuando no lo hago. pero a la vez es tan difícil, requiere de tanto esfuerzo: conseguirse una locomotora del siglo pasado, llevarla a un camino completamente destruido, trabarle todo elemento capaz de movimiento, atarle la cadena más pesada que consiga y ponerme a tirar. francamente agotador.
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