Saturday, November 20, 2004
viento divino
a bordo del st lo y sus portaaviones gemelos, las tripulaciones estaban descansando ante su próxima cita con la destrucción. por consiguiente, cuando el teniente seki los descubrió, los norteamericanos estaban desprevenidos. los japoneses volaban bajo. a las 10,53 retumbó un avión sobre la rampa del st lo, descendió en picada y se estrelló contra la cubierta de aterrizaje cerca de la línea central. a las 10, 56 ardió la gasolina que se encontraba debajo de la cubierta. dos minutos después, una violenta explosión sacudió el buque. una enorme sección de la cubierta de aterrizaje desaparecía. las llamas alcanzaban una altura de trescientos metros. a las 11,00 el st lo era una masa de llamas y veinte minutos después se hundió.
mientras el st lo ardía, los demás aviones suicidas se inclinaron y lanzaron hacia sus objetivos. ninguno falló. el kiktun bay, el kalinin bay y el white plains fueron partidos por las explosiones mientras el acero chocaba contra el acero a cientos de kilómetros por hora. cinco aviones alcanzaron cuatro buques. un portaaviones fue hundido y los demás seriamente averiados. el éxito de seki disipó el único temor que existía en los responsables de los ataques kamikaze: que cuando un avión descendiera en picado el piloto cerrara los ojos antes de estrellarse, fallando su objetivo.
“que mi muerte sea tan rápida y limpia como la rotura del cristal. como los cerezos en primavera, caigamos limpios y radiantes”
(del poema dejado por el teniente seki antes de despegar)
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